El viejo hippie

El viejo hippie mira el sida o la noche,
ya sólo platica del Vidrio (y hartos nos tiene),
se le ve caminando por la Ave. De Los Árboles,
setenta veces viejo, setenta veces solo,
ya conoce, tristemente, todos los secretos de un cuerpo.

A veces entra en estados avanzados de amor y absorción,
pero la mayoría del tiempo está simplemente irritado,
y como quien sangra y no lo sabe el hippie viejo se levanta torpe
de la mesa, mientras le miramos con pena y fascinados.

Pero nadie más que nosotros le mira a decir verdad,
y es que un hippie cuando es viejo es algo
que ocupa una tremenda cantidad de olvido.

El precio acaso por una vida larga, laboriosa y disipada,
que ha llevado con tanta orgullo, y por la cual sus hijos
rara vez, de verdad muy rara vez, le escriben.